domingo, 24 de febrero de 2013

¿Hay algo mejor que un bocadillo de bonito con divisa?


En estos tiempos de deconstrucciones, esferificaciones, liofilizaciones y reducciones no hay nada más sofisticado, ni más delicioso, que volver a los orígenes. Porque al tiempo que la cocina se complica, volvemos a apreciar con gusto el valor de los sabores sencillos que nos retraen a la infancia. Y este es uno de esos clásicos que nunca pierden fuerza.

Los comentarios que acompañaron a esta foto cuando la colgamos en las redes sociales hablaban de este bocadillo como referente de la infancia de muchos bilbain@s y visitantes. Unos sabores que hoy en día cuesta encontrar en unas barras uniformes que ofrecen pinchos de diseño. Porque estos sabores de toda la vida están basados en la calidad de los ingredientes y en la sencillez de juntar y maridar lo nuestro.

El bonito se desmiga en aceite, para que coja untuosidad y se haga más jugoso. De manera que en la boca forme esa película que deja disfrutar del sabor. La divisa es un toque de color, pero también le da el picorcito perfecto que ofrecen las "alegrías riojanas" unas guindillas que mantienen, a pesar de su picor, el dulzor de un pimiento rojo clásico. Y todo ello en un pan crujiente con buena miga que empape el aceite y recoja los sabores.

¿No se os hace la boca agua? Os esperamos mañana mismo para probarlo otra vez